JOVELLANOS -PUBLICACIONES

El Foro Jovellanos dipone de gran cantidad de bibliografía, además de las obras completas de Jovellanos. Consultar en el siguiente enlace:
             http://www.jovellanos.org/es/index.asp?MP=34&MS=75&MN=1

Desde Google libros se puede acceder a cosas muy interesantes.

 Por ejemplo,  pulsando sobre el letrero rojo  bajarse todas sus obras.

 También  se pueden consultar en:

 Instituto Feijoo del Siglo XVIII:

              http://www.ifesxviii.es/publicaciones.php

                                                    y también en:

     http://es.wikipedia.org/wiki/Gaspar_Melchor_de_Jovellanos

Especialmente interesante y completa resulta la página de la Biblioteca Virtual Cervantes dedicada a Jovellanos:

http://bib.cervantesvirtual.com/bib_autor/jovellanos/pcuartonivel.jsp?conten=autor
 
Y también:

http://www.biblioasturias.com/jovellanos-y-el-otono-de-las-luces/

                                          ALGUNAS  OBRAS ESCRITAS

"Vida y obra de Jovellanos" de José Caso. Ed. Cajastur. Oviedo,2004.

"Memorias para la vida del excmo. señor D. Gaspar Melchor de Jovellanos, y noticias analíticas de sus obras. ( Madrid, 1814). De Ceán Bermúdez.Gran Enciclopedia Asturiana. Ed. Silverio Cañada. Gijón, 1988.

"Jovellanos el patriota". De Manuel Fernández Álvarez. Ed. Espasa. Madrid,2007.

"Jovellanos y el jovellanismo" De Silverio Sánchez Corredera. Ed. Pentalfa,
Oviedo 2004.

"Rasgos de Jovellanos" ( de Azorín)

"Jovellanos, el español perdido" (de Gómez de la Serna )

"Cabarrús y Campomanes". Notas biográficas. Madrid, 1783.

"La evolución política e ideológica de Jovellanos" ( de José Emilio Canseco )

                                                        
                 Recuerdos de Santa Cruz-Veladas con Jovellanos

Autor: Alfonso Armada y Comins



Un paseo con Jovellanos
(En el Gijón del siglo XVIII)



Obra escrita por María Teresa Caso, editada por el Ayuntamiento de Gijón en el año 2002 con ocasión de los actos celebrados el 6 de agosto en homenaje a Jovellanos, con una tirada de 5000 ejemplares. Esta obra fue reeditada en 2011 con motivo de la celebración del Bicentenario del fallecimiento del prócer.

                                     Libros escritos por Paco Abril

      " Un día con Jovellanos"

 "El sueño de la razón"
 Editorial Trabe.

Paco Abril,  escritor y polifacético, ha impartido cursos y conferencias, realizado numerosos artículos, y ha contado cuentos en los más diversos lugares de España y del mundo. Trabajó como coordinador de bibliotecas, promotor de la lectura y en el área de infancia de la Fundación Municipal de Cultura de Gijón. En la actualidad, es director de programas educativos en dicha institución. Fue guionista, director y presentador del programa de televisión regional asturiana El Hórreo del Trasgu. Desde 1989 dirige el suplemento infantil La Oreja Verde, que se publica todos los sábados en La Nueva España y es autor de varios libros.


          Siete paseos por Nava

El autor de este libro es Alejandro Álvarez Calleja

En él nos cuenta que Gaspar Melchor de Jovellanos visitó Nava en varias ocasiones al tener una hermana (doña Catalina, apodada “La Montserrata”) casada en esa localidad con don José Alonso de Faes, de profesión comerciante. Además una sobrina  suya, hija de su hermana doña María de Jovellanos y de un Posada (del señorío de Tresali) estaba casada con un Álvarez de las Asturias (del Palacio de la Cogolla), lo que estrecha más aún los vínculos entre el Ilustrado y la localidad naveta.

Jovellanos y Villaviciosa


 Escrito por Etelvino González López. La portada es un dibujo del palacio de los Jovellanos en Buznéu ( Peón ) de Humberto  Alonso en 2011.
Edita CUBERA-Amigos del Paisaje de Villaviciosa-( Premio  al Pueblo Ejemplar de Asturias 1991)  www.cubera.org

Jovellanos en relación con Villamayor (Piloña)

 Según la "Gran Enciclopedia  Asturiana", Tomo 14, página 198, Jovellanos en sus diarios hace la siguiente descripción del
Monasterio de Santa Maria de Villamayor:


Villamayor: iglesia vieja; delante, diferentes sepulcros sin letreros; en uno se halló un esqueleto con una grande espada al lado. Señal del claustro, y aún restos de una casa y chimena (sic) . Arquitectura de la iglesia, parecida a la de Salamanca del sigo XII. Cuerpo de la iglesia cuadrilongo; capilla mayor, ménsulas labradas con carátulas y bichos, partiendo el alto con fajas de la misma labor; dos columnas de arriba abajo, apoyadas en zócalos; doble plinto, base regular, capitel entallado de pájaros como para sostener la cornisa y cortando las fajas. La portada al costado, cornisa saliente, friso labrado, jambas y en lo exterior de una (a la derecha del que mira) un dibujo.

Excursión a Covadonga (del 22 al 29 de julio de 1795 )
Jueves 23: " Villamayor: la antigua iglesia perfectamente conservada dentro y fuera; dignos de dibujarse su portada y presbiterio; antiguo frontal de madera, que lo es también."
 Del libro "Los viajes por Asturias" (1790-1805)
La aventura botánica de Jovellanos


Obra editada por el Ayuntamiento de Gijón con motivo del bicentenario de la muerte del ilustrado.
Texto de Pachi Poncela
Ilustraciones de Juan Hernaz


RUTA MINERA DE JOVELLANOS
(Editada por el Gobierno delPrincipado de Asturias)


La Ruta Minera de Jovellanos se realiza siguiendo secuencialmente el diario del ilustre gijonés en su visita a las minas de Carbayín y Lieres (3º expedición de minas-21 de octubre de 1790).






Libros presentados el 26 de mayo de 2011 en el Museo Casa Natal de Jovellanos

 
"Jovellanos o la virtud del ciudadano"  de Juan Carlos Gea.

                                                          
                                                                     Portada del libro


"La luz de Jovellanos. Antología"  de Elena de Lorenzo.
                                                                   Portada del libro

                               La Atalaya del Playu


En el boletín informativo nº 14 de la Asociación de Vecinos "Gigia" de Cimadevilla, se le rinde homenaje a Jovellanos, sumándose al  reconocimiento y ensalzamiento que merece nuestro más ilustre " Playu", nacido, criado y vecino del barrio de Cimadevilla, por el que tanto hizo...

Boletín informativo "El Norte"


En el nº 42 del Boletín informativo "El Norte" editado por el Grupo Filatélico y Numismático de Gijón, en octubre de 2011, también se rinde homenaje al prócer gijonés con motivo del bicentenario de su muerte, con la publicación de un extenso artículo sobre el sello de Jovellanos emitido en 1935 realizado por el socio del Grupo Eugenio Herrero.

Los viajes por Asturias
  (1790-1801)


El 30 de diciembre de 2011, la empresa de transportes ALSA, con la colaboración del Instituto Feijoo de Estudios del siglo XVIII, y con motivo de la celebración del bicentenario de la muerte de Jovellanos, presentó el libro de bolsillo "Los viajes por Asturias", que glosa los viajes que el ilustrado gijonés realizó por Asturias entre 1790 y 1801.

Jovellanos, personaje histórico ¿ o pensamiento vivo ?

Artículo  de Silverio Sánchez Corredera publicado en El Cultural de El Mundo el 27 de noviembre de 2011, al cumplirse el bicentenario de la muerte del prócer.



     Bicentenario de la muerte de Jovellanos


                                              Noviembre 2011, IN  Itinere
 
Primera editorial digital del mundo dedicada en exclusiva a publicar libros electrónicos gratuitos sobre la historia constitucional nacional y comparada, que pone a disposición ya de todos los lectores de Internet  la obra de seis ensayos sobre el pensamiento político de Jovellanos, firmada por Ignacio Sánchez Sarasola, destacado jovellanista, profesor de Derecho Constitucional e investigador del Instituto Feijoo.

  Xovellanos, un paisanu melgueru


Libro escrito por Carla Menéndez Fernández con ilustraciones de Irene Fenollar Robles. Publicado por la Editorial Pintar-Pintar y destinado a niños de Educación Infantil y primeros cursos de Primaria.

Jovellanos: Ensayo dramático-histórico
( José R. Carracido)

Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico

http://bvpb.mcu.es/es/consulta/registro.cmd?id=450017


Jovellanos: nuevo libro sobre sus últimos días

Diario “Levante” de Valencia
«España habría tenido otra suerte si hubiera seguido a Jovellanos»

Juan Pedro Aparicio (León, 1941) tiene muy avanzada una novela sobre los últimos días del ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos. El eje es el viaje en el que murió, allí donde no llegan los historiadores, dice el ganador del Nadal y exdirector del Cervantes de Londres.
JOAQUÍN RÁBAGO- VALENCIA.

­¿Por qué eligió a Jovellanos?

Jovellanos representa el ideal del reformismo liberal español. Si se hubiera seguido su magisterio, otra suerte habría tenido este país. Poseía un talante de prudencia y un gran sentido de la justicia sin dejarse llevar nunca por impulsos atropellados. " Siempre me interesó su protagonismo en el giro desde el Antiguo Régimen a nuestro actual régimen de libertades, por muy imperfecto que este pueda resultarnos". 
 
Al rodiu de la poesía ilustrada

El 30 de abril en La Casa Natal de Jovellanos se presentaron los actos de la 33 Selmana de Les Lletres Asturianes y de la primera de las dos ediciones conmemorativas: " Al rodiu de la poesía ilustrada",  obra de los poetas ilustrados de la llamada «Generación del medio siglo», Benito d'Auxa (1742-1814) y Antón Balvidares (1751-1792), autores próximos al círculo de amistades de Gaspar Melchor de Jovellanos y de su hermana Xosefa, escritora también en asturiano .
 
                                     

  Jovellanos: " Cartas del viaje de Asturias "

                                    

 LA NUEVA ESPAÑA distribuye a sus lectores todos los domingos junto con el periódico, una obra de la Biblioteca de Autores Asturianos. La correspondiente al 24 de junio fue un clásico de la literatura asturiana, un sugerente viaje desde Madrid a Oviedo, en el que literariamente se detiene en León y se adentra definitivamente en la provincia asturiana a la que Jovellanos describe con admiración.
Las«Cartas del viaje de Asturias», de Gaspar Melchor de Jovellanos, es uno de los mejores retratos de la región. La Asturias del siglo XVIII se muestra a través de los ojos críticos del ilustrado gijonés con precisión milimétrica y perspicaz sentido. Un escrito a modo de diario de viaje que es un formato en el que Jovellanos se movía como pez en el agua.
( La Nueva España-23-06-012)

         Ateneo Jovellanos.  Presentación del libro:

 JOVELLANOS: EL HOMBRE QUE SOÑÓ ESPAÑA.

                         

El 4 de julio de 2012,   en la sede del Ateneo Jovellanos, se presentó este libro  que fue patrocinado por el propio Ateneo y en el que se recogen las once conferencias pronunciadas sobre el ilustrado en el mes de abril de 2011.
La presentación corrió a cargo del historiador Emilio de Diego  quien lo hizo de forma interesante y amena.


                                 
                             Jovellanos (bicentenario)
        - Interesantísimo artículo sobre el tema -

            DESAGRAVIO Y NECESIDAD DE JOVELLANOS
 IGNACIO GARCÍA DE LEÁNIZ CAPRILE
Artículo publicado en el número 233 abril-junio de la Revista FAES (Fundación para el análisis y los estudios sociales).

Ignacio García de Leániz Caprile es profesor y consultor de Recursos Humanos en la Universidad de Alcalá de Henares y articulista en diversos medios.

Ha ocurrido a lo largo de la intrahistoria de 2011 un fenómeno bien
extraño que merece tanto una explicación como un reparo. El 28
de noviembre pasado se cumplieron –con gran sigilo– doscientos
años de la muerte de Jovellanos, y salvo un modesto homenaje en su patria
chica y algún que otro artículo aquí y allá, la efeméride ha pasado bien
desapercibida para nuestra esfera política y oficial. La triste verdad es que
entre tanta algarabía, de y sobre Jovellanos no se ha hablado para nada(1) lo que resulta impensable en otros países más serios, caso de cumplirse un
bicentenario de un “grande hombre” como el que nos ocupa. Y no digamos
ya del silenciamiento institucional por parte del Gobierno entonces vigente: como si nuestro estadista gijonés nunca hubiera existido –o su mera existencia molestase–, lo que revela el “estado de error” en que nos hallamos y que nos impide estar a lo que hay que estar. Algo desgraciadamente muy propio del último septenio de nuestra Historia, cuya imagen más contraria, su contraparte, sería precisamente el mismo Jovellanos en su dimensión humana, política e intelectual, cuyo luminoso retrato actuaría como un espejo difícilmente soportable para nuestra anterior gobernanza.
Y de paso nos indicaría, me temo, la causa de tal censura olvidadiza: el resentimiento, que tantas cosas explica y que solemos no tener en cuenta.

1 Con mucha razón observaba ya Ortega que en España es más importante aquello de lo que no se habla que aquello de lo que se dice. He aquí un buen ejemplo ilustrativo.

Fue Scheler quién descubrió ya en 1912 que, en cuanto mecanismo psíquico
de represión, el resentimiento llevaba a postergar aquellos valores o personas “valiosas” que dejarían a la conciencia resentida en “franca evidencia”. Por eso mismo, conduce de suyo a una genuina falsificación de la imagen del mundo –y de la Historia– rebajando lo más estimable y ejemplar que hay en ella. De ahí que para ejercer el resentimiento se requiera una actitud especial en la “comparación valorativa” de uno mismo con los demás, mediante:
“cierto engaño estimativo que es específico del resentimiento. Esa conciencia de la
superioridad o de la igualdad que el ‘hombre vulgar’ busca para resolver la tensión
es alcanzada o bien rebajando engañosamente las cualidades valiosas del objeto
de la comparación o bien ‘cegándose’ el que compara ante esas cualidades.
Y en segunda instancia –y en esto consiste la obra capital del resentimiento– mediante
la mistificación y falseamiento de los valores mismos”. (Scheler, 1998, p. 34)
Jovellanos era todo lo contrario de un hombre vulgar, y su siglo, no por
casualidad, el más próspero, pacífico y de mejor gobierno de nuestra historia.
De donde resultaría que el nivel de excelencia de nuestro personaje actuaría como imagen de un súper-yo ante el cual el yo entablase aquella batalla defensiva que describe la famosa metáfora militar de Freud. Nuestro personaje vendría a ser entonces una suerte de conciencia de exigencias morales y responsabilidades políticas frente a las cuales se resiente en su bicentenario un poder falto tanto de estilo como de competencia, pasando a poner en marcha los procedimientos de negación con silenciamiento y olvido oficiales.


El lapsus memoriae acontecido se convertiría así en este caso en una variante más de aquellas técnicas de envilecimiento (techniques d’avihissement) que denunciaba Gabriel Marcel, y que tanto venimos padeciendoen nuestra comprensión de lo mejor de nosotros mismos. Irónicamente, el mismo resentimiento que le llevará al castillo de Bellver durante casi seis años, será siglos más tarde el que lo arrumbará de nuestra memoria: pocas veces será más certera aquella máxima azoriniana de que vivir es“ver volver”.

Así las cosas, cabe preguntarse con más detalle qué aspecto de Jovellanos
ha suscitado en el pasado 2011 una repulsión tal –inconsciente en algunos,
bien consciente en otros– hasta el punto de orillar su conmemoración y
hacer de menos, por el mismo precio, a nuestro siglo luminoso. Creo que podemos hallar la respuesta entre los informes, memoriales y legajos varios quepueblan el secrétaire de trabajo bajo la atenta mirada de Minerva, según el retratode él que Goya pinta con técnica sutilísima al servicio de su predilecciónpor nuestro personaje. Habría, según ello, dos cualidades de nuestroministro de Gracia y Justicia que el cuadro resalta y cuya recordación seríadifícilmente soportable para algunos: el ethos propio de Jovellanos y su asombrosa eficacia profesional filiada en su racionalidad política.

                    LA DIMENSIÓN MORAL DE JOVELLANOS

No se entiende nada de la vida y obra de Jovellanos sin atender primero a
su ethos, de donde emana el resto de los valores que conforman su pensamiento y acción. La simple lectura de sus Diarios (2 ) nos revela aquí y allá su textura moral que sintetiza la aguda descripción que de él hace su buen amigo Ceán Bermúdez:

“Era religioso sin afectación, ingenuo y sencillo, amante de la verdad, del orden
y de la justicia; firme en sus resoluciones, pero siempre suave y benigno con los
desvalidos; constante en la amistad, agradecido a sus bienhechores, incansable
en el estudio y duro y fuerte para el trabajo”. (Ceán Bermúdez, 1820, p. 10)
Y sin embargo, esa voluntad de ser moralmente bueno le impide a Jovellanos caer en la complacencia moral (3) –tan característica de nuestras dos últimas legislaturas– o en el orteguiano “falso hombre ejemplar”, como se desprende también de los mismos Diarios. Veamos, si no, cómo recibe la noticia de su nombramiento como ministro por parte de Godoy, que constituye todo un tratado de desconfianza del yo y de temeroso respeto por la función política ante el riesgo de no estar a la altura moral de sus exigencias:

2 No sería mala cosa a la vista de la regeneración necesaria, que en el plan de formación de los cuadros de algún partido fuese preceptiva la lectura y comentario de los Diarios en la inteligente selección de textos escogidos por Julián Marías en pequeño volumen. Claro que para ello habría que reeditarlo, agotado como está en Alianza Editorial.

3 Compárese esta actitud de incertidumbre moral propia del hombre volcado al mundo del valor con el “fariseísmo moral” (delectación y seguridad en la propia bondad) vigente en el PartidoSocialista y sus dramáticas consecuencias en la praxis política del último septenio. En Jovellanos, en cambio, los valores morales aparecen, por decirlo con palabras del mismo Scheler, “a la espalda de su actitud y su acción”.
“El administrador de Correos entrega un pliego con el nombramiento del Ministerio
de Gracia y Justicia. ¡Adiós, felicidad; adiós quietud para siempre! Empieza
la bulla, la venida de amigos, y la de los que quieren parecerlo; gritos,
abrazos, mientras yo, abatido, voy a entrar en una carrera difícil, turbulenta, peligrosa
(…). Haré el bien, evitaré el mal que pueda ¡dichoso yo si vuelvo inocente!
Dichoso si conservo el amor y opinión del público que pude ganar en la
vida oscura y privada.” (Jovellanos, 1967, pp. 254-55)
Claro que aquello era posible, porque desde Felipe V hasta Carlos III (4)
–desaparecida la figura del valido, a favor de una bien distinta y exigente
como es la del secretario– se da una feliz circunstancia que explica los grandes avances de nuestro siglo XVIII y la superación de la gran crisis de fines de la centuria anterior: la selección de los mejores, en función de un cursus honorum riguroso que combina el plano aptitudinal con el actitudinal, dando lugar a una minoría burocrática eficaz y transformadora, como tan bien puso de relieve Julián Marías(5). No se le ocultará al lector el contraste que ofrece el currículum de Jovellanos(6)–dentro de una pléyade de gobernantes de la talla de Patiño, Campillo, Carvajal, Ensenada, Floridablanca y Aranda– con la vacuidad curricular y su falsificación por parte de nuestras élites recientes.
Pero tal estatura moral arraigada en las cuatro grandes virtudes aristotélicas–prudencia, justicia, fortaleza y templanza– resultarán ciertamente incómodas en el ocaso de nuestra Ilustración cuando se apagan las luces y la meritocracia de Carlos III, y acceden al poder –con el trauma por medio de la Revolución Francesa, que tantas cosas explica– figuras de menor valía como Godoy, Carlos IV y su esposa y, sobre todos, Caballero. Así, anota Jovellanos a propósito de la irresistible ascensión del conde de Lerena, ministro de Hacienda, estas airadas palabras que podríamos aplicar al prototipo de los hombres públicos de nuestro último septenio:

4 Repárese en que la recién creada Orden de Carlos III, llevará precisamente como divisa pro virtute et merito.

5 Todo ello supone una paradigmática Gestión del Talento avant la lettre con aplicaciones muy
útiles para su uso en las organizaciones empresariales, tan preocupadas hoy al respecto.

6 Tras su paso por las universidades de Oviedo, Alcalá y Ávila, en 1768 es nombrado magistrado en Sevilla. En 1778 pasa a ser en Madrid alcalde de casa y corte. En 1794 funda el Instituto de Mineralogía y Náutica, para ser designado ministro de Gracia y Justicia en 1797.

Domina con fluidez el francés y el inglés, lo que le permite una labor traductora, lectora y de
corresponsalías de gran utilidad. Se comprende así mejor el acto fallido del olvido institucional
en el bicentenario.
“Hombre no solo iliterato, sino falto de toda clase de instrucción y conocimientos
en todos los ramos, y aún de toda civilidad, sin que los altos empleos
en que se halló pudiesen cultivar la grosera rudeza de sus principios (…) Habiendo
logrado un Ministerio pacífico, fue el más dispendioso del siglo, y en él
creció considerablemente la deuda pública.” (Ibíd., pp. 69-70)
El ministro había reunido además una fortuna de seis millones de reales.
Pocos textos de nuestro pasado tienen para nuestra desgracia tanta vigencia como este: dejo al lector que ponga cara y nombre a los lerenas que nos han legado este erial como si nuestro país no fuera sino un reino de disvalores en el que la moneda mala hubiera expulsado a la buena: tal que con Jovellanos y sus destierros, y que tanto ha abajado la imagen política y económica de España en su proyección exterior.
Por otra parte, la defensa del bien común y de la justicia social –ahí
está su memorable Informe sobre la ley agraria– le granjearán enemigos varios, pero así era el ethos innegociable de nuestro hombre. Ante su prisión en Mallorca, se pregunta con esa resignación estoica que tanto admiraba en Fray Luis de León, acompañada de la candidez de quien no ha tenidocomo lectura favorita a Maquiavelo:

“¿Quién podrá parar los golpes que la calumnia y la envidia dan en la oscuridad?”
(Fernández Álvarez, 2001, p. 222)

Y sin embargo, su fortaleza y diligencia le impiden caer en la abulia, y
en la soledad presa de Bellver escribirá una de sus obras más esclarecedoras: la Memoria de educación pública, cuya simple consideración varios errores nos hubiera evitado de un tiempo a esta parte. Esta asombrosa laboriosidad contrasta, a poco que reparemos en ello, con la reciente indolencia sufrida en el Gobierno de nuestro país y que esclarece muchas cosas. Por eso, con mucha razón, Julián Marías solía achacar a la simple pereza fenómenos aparentemente inexplicables de nuestras biografías personales e históricas.
La vita honesta et virtuosa de nuestro literato, intelectual, magistrado y
hombre de estado dará como legado una vida profesional de una fecundidad y aprovechamiento formidables para el perfeccionamiento de la administración española en el gran proyecto nacional que fue la Ilustración española, tan semejante, por otro lado, al que demanda el grave estado actual de la nación

 
 RACIONALIDAD POLÍTICA Y EFICACIA PROFESIONAL EN JOVELLANOS

Para nuestro prohombre, ilustrado al fin y al cabo, la razón en su doble
vertiente teórica y práctica, se convierte en la guía segura de la acción política.
Reparemos en que más allá del Rin, Kant está estableciendo que el conocer es, a la postre, construir la realidad (7) , siendo el sujeto quien determina a los objetos y no al contrario. De ahí le viene a Jovellanos su concepción de la política como amejoramiento y transformación. Pero de sunformación académica en la filosofía aristotélica recibe también un gran respeto por la realidad extramental, eso que más tarde Maeztu llamará “la primacía de las cosas” y Ortega, en pequeña variante, el “estar a las cosas”. Y en la feliz síntesis entre idealismo y realismo radicará el gran secreto de Jovellanos:encontrar siempre la distancia exacta –ni por exceso ni por defecto–ante lo real, como Ortega tratará siglo y medio después en El tema
de nuestro tiempo.

Hay en nuestro personaje en grado eminente aquello que tanto nos cuesta a los españoles y que da cuenta de varios de nuestros desvaríos histórico-políticos: saber comprender y atenerse a la verdadera textura de cada cosa. Y ello lo logra merced a una razón científica amiga del métodoy la eficacia, pregnada a su vez de un amor intellectualis que mira cordialmente al objeto o fenómeno entorno. Por eso es tan actual –y tan necesario–Jovellanos (8). Por eso viaja de continuo y con gran esfuerzo en aquellas diligencias y posadas dieciochescas: León, Asturias, Sevilla, Aragón, Santander, Cataluña, Castilla, Galicia… Ciudades grandes y pueblos pequeños, ninguno escapa a su mirada ilustrada. La política nace, pues, según nuestro hombre, a pie de tierra, pegada a las cosas, pero a su vez buscando lo mejor de sus potencialidades.Gracias a todo ello será capaz de describir con minuciosidad ingenieril. Y surge así de cada periplo un informe de mejora o un plan de acción concreto, que hace del enfoque de trabajo de Jovellanos un modelo que anticipa la moderna Gestión de Proyectos, con su metodología precisa de planificación, diseño e implantación (9), cuyo mejor ejemplo es la puesta en marcha del Real Instituto de Náutica y Mineralogía. Su divisa no puede compendiar mejor el equilibrio entre teoría (visión) y praxis (transformación) que venimos comentando: Quid verum, quid utile.

7 De ahí la importancia que tendrá en la nueva comprensión kantiana de la política la facultadde imaginar. Hannah Arendt ha visto muy agudamente cómo la nueva praxis política descansaráen el hombre entendido como fabricator mundi, creador de nuevos universos que puededeshacer malas construcciones.
Gracias a todo ello será capaz de describir con minuciosidad ingenieril llena de admiración tanto el matadero de Bilbao, por ejemplo, como la fábrica de anclas de Marrón, al pie del Asón, durante su viaje por el norte en 1797: “A ver la gran fábrica de anclas; se fabrican de ochenta y tres quintales y de ahí abajo; se emplea el carbón de leña, solo para unir los tochos; para lo demás de piedra (…). Es admirable la facilidad con que se fabrican las anclas: manejada la pieza de hierro por medio de una cadena que la sostiene sobre una especie de cigüeñal, catorce hombres golpean incesantemente sin tropezarse ni perder su vez, exactamente medido el tiempo de los trece golpes, con el que necesita cada uno para levantar y enarbolar su mazo y descargar el suyo. Las palanquetas, moldeadas sus cabezas a golpes; seis a la vez.
Vi hacer una de 18. Tendré lista de estos cíclopes y sus sueldos; los más del
país a siete y medio reales de jornal; los vizcaínos, doce, dieciséis y veintidós.”
(Jovellanos, 1967, p. 244)
8 Contrasta ello con el desdén y carácter despectivo que han dominado las últimas legislaturas
y que caracteriza también a los nacionalismos históricos, tan poco cordiales con la realidad
del entorno.
9 Compárese la similitud de tal enfoque de Jovellanos con el Ciclo PECA de Gestión de la Calidad:
Planificar, Ejecutar, Controlar, Actuar. En gran parte, sus viajes e informes consisten en eso.
Y tras este modelo de rigor y eficacia donde el trabajo es organizado por
la razón científica, nuestro autor es al mismo tiempo capaz de salirse de su
consideración tecnocrática y anotar durante una excursión por León, en un claro ejemplo del sequi naturam del pensamiento clásico, las siguientes líneas:
“Gran calor; descanso a orilla de un arroyo abundantísimo que baja de lo alto a entrar
en el río por su izquierda. Es sitio delicioso a la margen de las sonoras aguas
y a la sombra de un hermoso avellano. Todo es poético; a la imaginación ayudaba,
pero pasó la edad de esta especie de ilusiones. Voy a dejarlo, aunque sienta arrancarme
de tan agradable ilusión. ¡Oh Naturaleza! ¡Qué desdichados son los que no
pueden disfrutarte de estas augustísimas escenas, donde despliegas tan magníficamente
tus bellezas y ostentas toda tu magestad!” (Ibíd., p. 74)
Pero los proyectos de Jovellanos, con sus tareas y objetivos basados en un
enfoque racional de coste/beneficio, no son hechos aislados. De lo contrario no se explicaría la gran labor reformadora de nuestra Ilustración. Aquellos se encuadran a su vez en el programa que había esbozado ya en 1714 Melchor de Macanaz para Felipe V y que se convierte, por decirlo con palabras actuales, en el Plan Estratégico a seguir por una minoría creadora en las Españas del XVIII con la meta de sacarla de su marasmo(10). La asombrosa eficacia de Jovellanos estriba en seguir fielmente las fases y prioridades que fijaba un enfoque superior, el Memorial de Macanaz, avalado por los reyes hasta la debacle de la irrupción de la Revolución Francesa con Carlos IV.

Será esa racionalidad política y su sujeción a las cosas mismas(11), la que impedirá a Jovellanos caer en los errores que se darán, para desgracia de las Españas, en gran parte de los ilustrados franceses a los que se refiere Marías:

“Lo grave  al siglo XVIII y que desde entonces no se ha superado más que
parcialmente, con frecuentes recaídas. Imagínese lo que significa la unión de
los dos factores: el poder social y la irresponsabilidad. Esa convergencia explica
una buena parte de la historia europea y muy pronto occidental –de los dos últimos doscientos cincuenta años–, que es un tiempo muy largo. Hay un predominio
de lo negativo sobre lo positivo. No se concede el ‘beneficio de la
duda’”. (Javier Marías, 1985, p. 268)
es que en esa época se inicia la
irresponsabilidad intelectual que va a
caracterizar

10 Nótense los paralelismos con los planes reformistas de la actual Administración, que precisan
de una consideración estratégica política, económica y social a corto, medio y largo plazo, ante
la hondura de la actual crisis.
11 Precisamente lo que ha faltado sobremanera en las dos legislaturas de nuestro presente político.
La responsabilidad de Jovellanos, expresión política de su prudencia, le
llevará a renunciar a los cantos de sirena de Godoy y luego de José I, quien
le tienta con su sueño dorado: una Constitución al modo británico. Y él, tan europeo y admirador de la cultura francesa, no duda, sexagenario ya de salud quebrada, en ponerse al frente de la Junta Central frente a Napoleón.
Era su propia responsabilidad quien le hacía “dar respuesta” a las exigencias de la nación. Tan grande era, que sus palabras postreras, ya en agonía febril, todavía nos sobrecogen por la seriedad y preocupación honda que nos trasmiten referidas a la situación de su patria, que ya era la suya:

“Mi sobrino… Junta Central… La Francia… Nación sin cabeza… ¡Desdichado
de mí!”. (Ceán Bermúdez, 1820, p. 120).
                                                            EPÍLOGO

¿Nos extraña entonces tras este recorrido por Jovellanos, que tanto nos deja en evidencia, que se haya preterido su bicentenario reciente? ¿No se han activado acaso los más hondos e inconfesables mecanismos del resentimientohasta el punto de decretar su no existencia en esta grave crisis que padecemos, semejante a aquella otra del Desastre del 98, y que precisa de los mejores hoy como entonces?
Y sin embargo, Jovellanos sigue estando ahí, impertérrito, a la mano en sus libros y a nuestra vista luminoso en el Prado, con su mejilla reclinada sobre su mano izquierda y la mirada llena de sentir por la patria. ¿No deberíamos acaso en estas horas ciertamente difíciles rescatarlo de la damnatio memoriae decretada por medio del estudio de sus obras y la presencia de su figura? Creo que eso es lo que Goya pretendía ilustrarnos, bajo la atenta mirada de Minerva, con su efigie junto a una mesa de trabajo llena de asuntos tramitados y otros todavía pendientes. Como si estos nos invitaran a una nueva generación a tomar el testigo de nuestro hombre y actuar para resolverlos pro virtute et merito. Sería el mejor desagravio a Jovellanos.

CUADERNOS de pensamiento político
PALABRAS CLAVE
Jovellanos•Bicentenario•Ilustración española
                                            RESUMEN

Ante el extraño silenciamiento oficial del
pasado bicentenario de la muerte de Jovellanos,
el artículo reivindica la actualidad
y necesidad de la figura de nuestro estadista.
Su figura nos ofrece en la actual crisis
político-económica que padecemos,
enseñanzas muy útiles para la vida pública,
tales como la dignidad moral, la selección
del mérito y la excelencia, la
eficacia política y la laboriosidad en la función
pública. Ante una encrucijada histórica
como la que vivimos, volver a
Jovellanos –también inmerso en otra gran
disyuntiva histórica como fue el siglo XVIII
español– nos muestra puntos de luz y de
salida al alcance de nuestras manos.
BIBLIOGRAFÍA

Ceán Bermúdez J. A. (1820):
Memorias para la vida del Excmo.
Señor D. Gaspar Melchor de Jove Llanos,
y noticias analíticas de sus obras,
Imprenta que fue de Fuentenebro,
Madrid.
Fernández Álvarez, M. (2001):
Jovellanos, el patriota, Espasa Calpe,
Madrid.
Jovellanos, G. M. (1967) [1790-1801]:
Diarios. Selección y prólogo de Julián
Marías. Alianza Editorial, Madrid.
Marías, J. (1985):
España inteligible, Alianza Editorial,
Madrid.
Scheler, M. (1998):
El resentimiento en la moral, Caparrós
Editores, Madrid.
           
     PUBLICACIONES DEL FORO JOVELLANOS

             ABRIL / JUNIO 2012Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias
 


 [PDF] EDUCACIÓN Y ECONOMÍA EN GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS


http://revistaasturianadeeconomia.org/raepdf/45/P33_58%20NEGRIN.pdf

Olegario Negrín  Fajardo.


El objetivo de este artículo es analizar la relación que Jovellanos establece entre la
educación, la instrucción y la economía de su época, dentro de las coordenadas del
“optimismo pedagógico” y del principio de “la educación al servicio del desarrollo ...






[PDF] PARA LEER EL INFORME DE LEY AGRARIA DE JOVELLANOS

V Llombart.
El propósito del presente artículo es suscitar el conocimiento del Informe de Ley Agraria
(1795) reconstruyendo los aspectos esenciales de la obra económica más notable de
Gaspar Melchor de Jovellanos y considerando también el contexto de un mundo agrario ...


[PDF] LA PROPIEDAD Y EL TRABAJO EN LA REFLEXIÓN DE JOVELLANOS


PF Luna.
En este artículo examinaremos dos aspectos de las formulaciones económicas y sociales
de Jovellanos en las que sobresale claramente su originalidad. En primer lugar, su forma
de enfocar el derecho de propiedad y el hecho propiedad en sus elementos constitutivos ...

[PDF] JOVELLANOS Y ASTURIAS: DE LA ECONOMÍA POLÍTICA A LA ECONOMÍA APLICADA

JO Suárez-Valdés.
 Este artículo persigue tres objetivos complementarios: primero, dar cuenta de las síntesis
ofrecidas por Jovellanos sobre la economía asturiana de su tiempo; segundo, examinar el
instrumental analítico utilizado a la hora de construir las tesis o argumentos que articulan ...


[PDF] NI TEORÍA SIN APLICACIÓN, NI APLICACIÓN SIN TEORÍA: ECONOMÍA POLÍTICA Y REALISMO EN JOVELLANOS


V Llombart.
Pretendemos reconstruir la concepción de la economía política de Jovellanos. En el Informe
de Ley Agraria de 1795 aplicó los conocimientos económicos disponibles al sector básico
de la economía española de una forma sistemática y extensible a otras áreas. La ...

[PDF] EL RETO DE LA EDUCACIÓN: JOVELLANOS ANTE LOS ECONOMISTAS CLÁSICOS

VF Blanco.
Este artículo compara las posiciones de Jovellanos y de los economistas clásicos sobre la
educación. Comparten la idea de la educación como motor de la felicidad individual y del progreso económico de los países, y reclaman su modernización mediante su ...


       " La hora de Asturias en el siglo XVIII "

Autor: Álvaro Ruiz de la Peña.
Obra presentada por su autor el 29 de noviembre de 2012 en el RIDEA( Oviedo)
Ver detalles en la pág: EVENTOS JOVELLANISTAS ( tras el bicentenario ) de este bl0g.



                   Jovellanos en Sevilla y Cádiz

                               PorAquilino Duque

Artículo de opinión publicado en " La Gaceta " el 6 de enero de 2013
Sevilla fue el primer destino profesional de don Melchor Gaspar de Jovellanos. Contaba 24 años y traía el nombramiento de alcalde de cuadra, o sea, de alcalde de la Sala del Crimen. El clima sevillano debió de hacerle gravosa la peluca con que entonces se tocaban los magistrados de la Real Audiencia y prescindió de ella. Este episodio me hace pensar en un contemporáneo suyo, Jacobo Casanova, a quien su abuela, al mandarlo a Padua, le encasquetó una peluca rubia que se daba bocados con su tez morena y de la que no tardaron en desembarazarlo. Esta circunstancia no deja de tener su significado, pues la peluca era un estorbo para todo aquel que, como los personajes citados, acabara aireando su cabeza con las ideas de la Ilustración. Así lo entendió el conde de Aranda, que desde entonces suprimió la peluca en el atuendo de los magistrados. En Sevilla dio también sus primeros pasos Jovellanos como dramaturgo, al leer su comedia El delincuente honrado en la tertulia del Asistente Olavide en los Reales Alcázares.  

Muchos años después, en 1808, volvía Jovellanos a Sevilla en circunstancias dramáticas, como individuo de la Junta General, al trasladarse esta desde Aranjuez ante el avance de las tropas invasoras. Al comienzo de los sucesos, convalecía en Jadraque de las penalidades de aquellos años, cuando recibió un correo de Murat nombrándolo ministro del rey José en unión de sus amigos Azanza, Urquijo, Cabarrús y Mazarredo. Una carta de Azanza le contaba los sucesos de Bayona y le daba cuenta del buen talante con que Carlos y Fernando habían cedido la corona a Napoleón para que este la pusiera en las sienes de su hermano. Por mucho que simpatizara con los proyectos y las ideas de sus ilustrados amigos, se negó en redondo a aceptar el ofrecimiento, alegando que “aun cuando la defensa de la Patria fuese tan desesperada como ellos se pensaban, sería siempre la causa del honor y la lealtad, y a la que a todo trance debía de preciarse de seguir un buen español”. Ya a raíz de la Batalla de Bailén había escrito “Yo no sigo un partido, siga la santa y justa causa de mi Patria”.   
                                                         
Es en Sevilla donde empieza a redactar sus cartas a Lord Holand en las que, con su memoria de defensa de la Junta Central, se explaya sobre la “desenfrenada libertad de imprimir”, causa de los desmanes de la Revolución Francesa; sobre la “opinión pública”, de la que no tenía mejor opinión que Feijóo de la “voz del pueblo”, así como los proyectos constitucionales que se debaten en Cádiz, donde espera el momento de emprender su azaroso viaje por mar a Galicia y Asturias. Partidario de un Parlamento bicameral a la inglesa y a la americana, pero también de que la representación sea por estamentos, teme que “la manía democrática del sistema unicameral” haga que solo se convoque a esa abstracción igualitaria que llamamos “pueblo”, con lo que la Constitución declinaría hacia la democracia, “cosa que no sólo todo buen español, sino todo hombre de bien, debe mirar con horror”.



Ya se sabe que en Cádiz, al promulgarse La Pepa, acabarían prevaleciendo los que Jovellanos llamaba “fogosos políticos, deslumbrados por su mismo celo…..que destruyen para edificar de nuevo” imbuidos de “las ideas de Juan Jacobo y de Mably, y aun (de) las de Locke, Harrington y Sidney”. Bien es verdad que en los debates constituyentes, por así decir, se fue imponiendo el criterio de Jovellanos en la Junta Central que, antes de disolverse, acordó nombrar un Consejo de Regencia. En el documento, redactado por Jovellanos, en el que se establecían las atribuciones de dicho Consejo, se le recomendaba la convocatoria de Cortes generales extraordinarias, divididas en dos estamentos: uno, popular, de procuradores de todas las provincias de España y América, y otro de dignidades (alto clero y grandes del reino).

 Este documento desapareció misteriosamente y el Consejo de Regencia, que sucedía a la disuelta Junta Central, hizo lo que querían los adversarios de Jovellanos: convocar Cortes de una sola cámara y proclamar la soberanía popular. El malabarista, individuo por cierto de la extinta Junta Central, fue el intrigante impenitente Lorenzo Calvo de Rozas, protagonista del libelo de otro “fogoso” de cuidado, el bibliopirata Bartolomé José Gallardo, titulado Apología de los palos, por los que Calvo de Rozas recibió en la calle Veedor del teniente coronel Osma en castigo por los insultos vertidos por Calvo de Rozas contra el general marqués de la Romana, a quien Jovellanos, por otra parte, calificaba de “botarate” en carta a Lord Holland.


También muchos años más tarde, en 1978, de los siete sabios que, como diría Quevedo, engendraron a escote a La Nicolasa, el único que pareció acordarse de Jovellanos fue don Manuel Fraga, que llegaría a sugerir una Constitución a la inglesa, no escrita, y consistente en la adaptación a los nuevos tiempos de las aún vigentes Leyes Fundamentales. ¿Qué habría dicho Jovellanos si se enterara de que con el tiempo, algo tan permanente como la Patria, supeditada a un sistema político transitorio por naturaleza, iba a ser definida como un “concepto discutido y discutible?

*Aquilino Duque es escritor.

                Jovellanos y el otoño de las luces
                                                    Por Vicent Llombart


La huella de Jovellanos es persistente. Desde su fallecimiento en 1811 una abundante serie de conmemoraciones, ensayos e interpretaciones vienen sucediéndose hasta hoy. Tres perspectivas destacan de ese raudal de estudios: Jovellanos conservador y tradicionalista, Jovellanos liberal smithiano partidario del laissez-faire y Jovellanos promotor de reformas cosméticas que robustecen el Antiguo Régimen. Este libro de Vicent Llombart obtiene conclusiones discordantes, fundadas en los hechos, los textos originales y un distinto método de análisis.

Jovellanos y el libro de Juan Pedro Aparicio "Nuestros hijos volarán con el siglo"

Juan Pedro Aparicio ha publicado y presentado su última novela "Nuestros hijos volarán con el siglo", inspirada en los días finales de Jovellanos.
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